Experiencias para disfrutar en familia
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Con peques por Granada

Si vives en Granada, tienes peques y la tuya es una familia activa y con inquietudes culturales, si quedarte en casa viendo la tele es el último de tus planes, si te gusta más un concierto, una obra de teatro o un cuentacuentos que un parque de bolas, entonces tu biblia es “Conpeques”.

Y es que MMar Enríquez, su autora, nos relata en primera persona, las mejores propuestas de ocio y cultura para disfrutar nuestra ciudad (y nuestra provincia) en familia.

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Lugares de ocio, festivales de teatro o de música family friendly, exposiciones, cuentacuentos, talleres… son relatados por esta trimadre inquieta en primera persona.

Hoy, os invitamos a conocer un poco mejor a esta mujer encantadora con una minientrevista.

¿Cómo surge “conpeques”?

ConPeques surge hace ya cuatro años, cuando mis niñas tenían entre 2 y 4 años, es decir, una edad crítica. Es esa edad en la que no las puedes llevar encima todo el rato ni en un carro porque quieren moverse, explorar y no parar. Y claro, una se pregunta ¿y en pleno enero con el frío que hacer… dónde me meto con ellas? Y a raíz de esa pregunta empecé a buscar sitios por Granada donde pudiera ir con tres bichillos que no paraban quietas.

Y bueno, la verdad es que no encontraba demasiados, más allá de los parques de bolas. Y yo miraba por los mundos virtuales sitios súper molones que había en otras ciudades especialmente pensados para familias: cafeterías, espacios de juego más allá de las estructuras de bolas, sitios que organizaban talleres y actividades súperchulas para familias… Y me daba mucha envidia. Pero el caso es que poco a poco fueron surgiendo nuevos proyectos también en Granada: tiendas, academias, cafeterías que se iban adaptando a los nuevos tiempos e iban respondiendo a esas necesidades. Y yo simplemente fui recogiendo información y canalizándola a través del blog para que más gente pudiera llegar a ella.

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La idea de los viajes surgió más adelante. Ya seguía varios blogs de esta temática y me animé yo también a contar nuestras aventuras como familia numerosa viajera, con la peculiaridad de que yo contaba nuestras escapadas en autocaravana fundamentalmente, que es una forma de viajar en la que el boca a boca cuenta mucho y va siempre genial seguir los pasos de otros que ya han estado por ahí. De hecho, esta es la parte del blog que más me motiva ahora y sobre la que más me gusta escribir.

Siempre te vemos viajando y explorando, disfrutando de multitud de planes y propuestas culturales con tus peques, pero…, nos encantaría saber más de ti, ¿a qué te dedicas, en qué trabajas?

¿A qué me dedico? Hace tiempo en mi cuenta de Twitter escribí una descripción: “Mamá de tres niñas preciosas e inquietas y en mis ratos libres, profe de Lengua”. No hace mucho la cambié porque me di cuenta de que, en realidad, cada vez iba teniendo más tiempo libre de verdad (sí, de verdad).

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El caso es que sí, a eso me dedico realmente: a dar clases de Lengua y Literatura a adolescentes en un instituto de un pueblo de la provincia granadina, no demasiado alejado de la capital. Y es una profesión que me encanta, la que siempre he querido hacer y que me da enormes satisfacciones diariamente.

Me gusta estar en contacto con los chavales, enterarme de qué van las cosas ahora cuando tienes 14 o 15 años –qué leen, qué música escuchan, qué ven en la tele…- Creo que en parte me mantiene joven, al mismo tiempo que me hace sentirme vieja porque cada año la distancia entre nosotros se va haciendo mayor. Pero bueno, me compensa: solemos reírnos bastante en las clases (en la mayoría de ellas, por lo menos) y confío en que algo aprendan los chicos en esos ratos que pasamos juntos. Y una cosa es cierta: después de ser madre he comprendido mejor la responsabilidad que tiene mi profesión, lo que me ha ayudado a motivarme y a intentar mejorar como docente.

¿Tus alumnos/as saben que su profe es una conocida bloguera?

La mayoría de mis alumnos no tienen ni idea del blog ni de “mi otro yo”. El otro día, sin embargo, al hablar de las redes sociales en clase, algunas chicas me preguntaron extrañadas si yo las usaba… JA… ¿Pero qué se creen? ¿Me ven mayor como para no saber usarlas? Quizás sus madres no las usen y les extrañe que alguien de una franja de edad similar sí lo haga. El caso es que les dije que sí que las usaba pero que tenía una identidad secreta que no podía desvelar 😉

Creo que es mejor así. Prefiero que no me tengan tan controlada, ya que tanto en el blog como en las redes sociales muestro muchos datos de mi vida: fotos de mis hijas, sitios a los que voy, lo que he hecho en el último fin de semana… Y bueno, si no he terminado de corregir unos exámenes, prefiero que no sepan por qué 😉

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Las mayores alegrías que te ha dado el blog han sido…

El blog me ha dado muchas alegrías –también algún que otro quebradero de cabeza…- pero sobre todo alegrías. Por un lado, a nivel personal, me ha servido de vía de escape en muchos momentos. Ponerme a postear es, de alguna manera, como entrar en mi habitación propia, dedicar tiempo a algo que me gusta y que me hace sentir bien.

Por otro lado, ha habido algunos reconocimientos que me han llegado y que me han hecho mucha ilusión. No hablo de remuneraciones económicas, que esas son más bien escasas, sino de agradecimientos de gente anónima que me escribe o incluso me para por la calle (o en la puerta del cole de las niñas) para decirme lo que le gusta el blog; o de algún sitio que he recomendado porque sinceramente nos ha encantado y que después ha querido tener algún detalle con la familia. Esos pequeños gestos me llegan.

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O esta guía, “Cosas que hacer en Granada cuando…”. ¿No es bonito aparecer en una edición impresa tan bien hecha y cuidada hablando de las cosas que te gustan de esta ciudad? Y sinceramente, todo esto se lo debo a mis niñas, que son el motivo por el que me metí en esto. Por eso les he guardado una a cada una, con una dedicatoria, para que siempre recuerden esta faceta de su madre, que nos trajo más de una alegría y que fue por ellas y para ellas.

A veces te dan ganas de dejar de escribir cuando…

La verdad es que hasta ahora no se me ha pasado por la cabeza dejar de escribir. Tengo momentos de sequía cuando estoy a tope de trabajo y no me quedan fuerzas más que para actualizar la agenda y mover las redes sociales. Y es verdad que si no eres constante, cuando más tiempo estás sin escribir, más trabajo te cuesta retomar el ritmo. Pero hasta ahora siempre he vuelto. Y mientras siga sintiendo los momentos en que me pongo a escribir como momentos de realización personal, que me dan más satisfacciones que quebraderos de cabeza, no voy a dejarlo.

La verdad es que a veces es difícil sacar tiempo para todo. Madre de tres niñas, profesora con clases que preparar y montañas de papeles que corregir y bloguera. Desde luego o lo del blog me lo tomo como una parte de ocio o mal vamos. ¿Cuándo me pongo a escribir? Pues normalmente por la noche, cuando las niñas se han acostado. Pero también alguna tarde después de comer, si las niñas están entretenidas con alguna cosa también puedo sacar un ratito. Y es que con la edad que tienen ya mis hijas, estas son bastante autónomas e independientes: juegan juntas y se lo pasan en grande sin acordarse de mí nada más que cuando les da hambre.

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Pero en cualquier caso, no me agobio con lo de escribir de forma regular. Prefiero el ritmo slow y escribir cuando me apetece. Lo ideal sería publicar un post cada semana, pero la realidad es bien distinta… y prefiero que sea así. Si el blog se convierte en una obligación, dejará de tener el atractivo que ha tenido hasta ahora para mí.
¿En qué ha cambiado la Granada para peques en los últimos años?

Granada ha dado muchos pasos para convertirse en una ciudad familiar: cada fin de semana hay actividades de todo tipo para peques y familias -talleres, cuentacuentos, conciertos…-, tenemos un par de festivales específicos para familias –el Granada Family Festival y el Yo soy Bebé-, así como programaciones especiales de teatro para familias.

Sin embargo, todavía echo en falta la implicación del sector hostelero con las familias granadinas –y las que vienen de fuera cada fin de semana y en vacaciones-. Los restaurantes family friendly son claramente una excepción en la capital. Es verdad que en el cinturón y en los pueblos cercanos se pueden encontrar sitios bien chulos, pero si uno quiere comer en el centro –y no hace bueno como para sentarse en una terraza- la cosa se complica bastante.

Tan sólo se requieren algunos detalles: tronas, cambiadores, algunos mantelitos divertidos y lápices para colorear y ya lo más sería algún espacio para jugar o un rincón de lectura. Son detalles que hacen que las familias alarguen las comidas y no quieran salir corriendo del local con el último bocado en la boca –como nos ha pasado más de una vez- porque las niñas no aguantaban ni un segundo más sentadas… y los padres tampoco.

Pero sinceramente creo que vamos por buen camino y que nuestra ciudad poco a poco está convirtiéndose en una ciudad apta para familias.