Elegir una escuela infantil en Granada es realmente complicado. Hay que valorar tantas cosas, hay tantas opciones diferentes, hay tantas situaciones familiares y laborales…
Hay familias para las que la menor distancia del centro educativo a casa es requisito sine qua non, para otras, existe un condicionante económico que no se puede obviar, otras buscan centros en los que se trabaje con determinadas pedagogías…
Y de entre todas ellas, muchas, cada vez más, buscan una escuela infantil en Granada que ofrezca un modelo educativo desde los 0 y hasta los 6 años.
De éstas, desafortunadamente, hay muy poquitas: dentro de la oferta pública contamos con las Escuelas Infantiles Municipales de la Fundación Granada Educa, todo un referente a nivel nacional e internacional; también existe algún centro concertado como la Escuela Infantil Virgen Madre, y apenas un par de centros privados.
Desafortunadamente, los centros públicos y concertados no tienen suficientes plazas para asumir la creciente demanda de familias que optan por este tipo de modelo para sus hijos e hijas, así que la existencia de centros privados de calidad que lo hagan, es una estupenda opción para muchas familias.
Por eso, y porque soy una firme defensora del modelo 0-6, tenía muchísimo interés en tener una escuela infantil que apostase por este modelo en Little Granada.
Os aviso de que, para variar, no voy a ser nada objetiva en este post. Y es que he tenido la inmensa suerte de que mis hijas disfrutaran de una escuela infantil en Granada de 0 a 6 años (en mi caso Virgen Madre, a unos milagrosos cinco minutos de casa). Y ha sido una experiencia maravillosa que recomiendo a todo el mundo.
En mi búsqueda de un centro privado 0-6 de calidad para que participase en Little Granada, conocí felizmente a Virginia Ureña, la directora de Patosuca. Cariñosa, amable, atenta, esta emprendedora y madre reciente ¡resultó ser muy fan de Little Granada! y no dudó ni un instante en unirse a nuestra familia.
Si estuvísteis en la II Feria Little Granada seguro que disfrutásteis con vuestros peques de alguna de sus actividades: paracaídas al aire libre, sus experimentos y proyectos, sus globos chulos…
Hoy, por fin, os presento este proyecto en profundidad y, sobre todo, os animo a visitarlo y conocerlo.
Patosuca está al principio de la Carretera de Armilla, casi junto a la rotonda de la circunvalación, por lo que el acceso desde la capital es rápido y sencillo.
Lo primero que llama la atención de Patosuca, imposible negarlo, son sus impresionantes instalaciones: la Escuela infantil ocupa una amplísima casa, con enormes zonas exteriores de entre las que destacan las zonas de recreo (con zona acuática incluida), la terraza (con minicampo de fútbol), el circuito de educación vial…
Una pasada. Pero a mi, en «modo madre on», los espacios que más me gustan son otros.
Os haré una ruta: nada más entrar, junto a la recepción, está el patio interior. Este patio es el auténtico corazón de Patosuca.
Punto de encuentro de padres y madres, sala de exposiciones permanente de los trabajos de los peques y auténtico centro cultural en el que se suceden actividades a lo largo de todo el año: feria del libro, conciertos, exposiciones temáticas e incluso una fiesta del pijama en la que participan todas las familias.
Las familias y su participación en el centro, es, sin lugar a dudas una de las señas de identidad de este proyecto. A ello ayuda mucho el que se trate de un Centro abierto, en el que los padres y madres dejan y recogen a sus peques en el aula, facilitando así la posibilidad de charlar con la maestra, y el seguimiento constante.
Además, si el trabajo te lo permite, podrás acompañar a los peques en alguna de sus múltiples salidas (teatro, museos, granja escuela…), o asistir a alguna de las actividades que se planifican en el centro (charlas y conferencias sobre temas de interés, reuniones etc.).
La primera vez que fui a Patosuca me recibió en este patio un gigantesco «Pequeño conejo blanco» (si, si, el de Kalandraka). Y me ganó. Terminé de enamorarme de este proyecto en mi segunda visita, cuando, al avanzar por el pasillo, encontré a toooodos los animales del «Oso pardo, oso pardo ¿qué ves?» de Eric Carle.
A lo largo del pasillo que da acceso a las clases hay mil y un trabajos realizados por los peques, felicitaciones de cumpleaños, información sobre lo que se ha trabajado ese día en clase…Pura vida.
Las clases son amplias, cálidas, luminosas, espaciosas…Por supuesto están dotadas de los mejores medios, pero eso no es lo más importante en Patosuca.
Que nadie piense que se trata de un centro en el que lo que cuenta es lo «tangible». Ni mucho menos. Este proyecto se asienta sobre sólidos cimientos pedagógicos y sobre un equipo humano realmente extraordinario.
El personal docente tiene una amplísima experiencia (por ejemplo en centros infantiles 0-6 como los de la Fundación Granada Educa), pero sobre todo derrocha amor y creatividad.
Hay maestras con alma de cuentacuentos, que incluso tienen una maleta de «cuentistas», otras tienen mucho de Mc Gyver, y construyen materiales con cualquier cosa: cerrojos, cremalleras, candados, ¡marcos de ventanas!…, son tesoros que se suman a las tapas, botellas, piñas, con los que los más peques descubren, manipulan, juegan, crean…
Y es que en Patosuca se vive. Se experimenta. Se aprende y se descubre a través de la experimentación…¿qué tal un paseo sensorial descalzos?, ¿o quizás jugamos a pintar arroz de colores?…También podemos darles de comer a las tortugas o recoger nuestra pequeña cosecha de plantas aromáticas y hacer un cuadro con ellas.
Si llevaís a vuestros hij@s a esta escuela infantil en Granada, compráos una buena lavadora 😉 Porque puede que de aquí salgan cada día, guarretes…pero felices, muy muy felices, y llenos de experiencias.
Bajando las escaleras, nos encontramos con uno de mis rincones favoritos: la cocina. Porque tener cocina propia dice mucho de un centro infantil, que además, opta clarísimamente por una alimentación de calidad y saludable. Fruta fresca a media mañana en todas las clases, menús equilibrados y control absoluto en el tema de intolerancias y alergias.
Por cierto, ojiplática me quedé cuando, durante la visita, uno de los peques llegó con la comanda, y pidió el menú (especificando cuántos niños y niñas había, cuántos alérgicos etc.) en un perfecto inglés.
Bilingüismo del de verdad. Y es que en cada clase hay dos maestras (el doble de lo exigido), siendo una de ellas nativa. Así, cuando llegas a las clases de los mayores, se expresan sin dificultad en este idioma.
Podría seguir muuuucho rato más, y hablaros de la sala sensorial, de las actividades extraescolares, del horario flexible y adaptado a las necesidades de madres y padres, o incluso de las estupendas colonias de verano…Pero prefiero que vayáis y os informéis de primera mano, o que le déis una vuelta a su web.
Quisiera terminar este post hablando del trabajo extraordinario que se realiza en esta escuela infantil en la etapa 3-6.
Es aquí donde este modelo educativo despliega todo su potencial, toda su magia. Es aquí donde el crecimiento y el desarrollo del niño/a es respetado, acompañado, potenciado de una manera muy especial.
Así, y gracias a la decidida apuesta por el trabajo con proyectos, puedes ver cómo los pequeños exploran, investigan, desarrollan su creatividad, su deseo de saber, su potencial.
Las docentes se adaptan a la forma de aprender de cada niño y cada niña, potenciando su individualidad, sus capacidades, aquello que los hace únicos, diferentes y especiales.
Investigan, comparten, exponen en público sus logros y descubrimientos, preguntan sus dudas, jamás se callan sin saber algo…
El cuerpo humano, la naturaleza, los inventos, el mundo animal…cualquier tema es válido, siempre que surja de su interés, que será el que guíe todo el trabajo.
Es tan bonito el trabajo por proyectos, que prometo otro post en el que hablaremos con detalle de este tema, con dos empresas Little Granada que lo están aplicando: Patosuca e Inglés Divertido (si, también se puede trabajar por proyectos la enseñanza del inglés).
Bonito Patosuca. Bonito gracias a Virginia Ureña, una mujer extremadamente creativa, inquieta e inventora, pero sobre todo, una persona enamorada de su profesión, que conoce el nombre de todos y cada uno de los pequeños/as de su escuela, y que se desvive por hacer que su paso por su escuela, deje en ellos y en sus familias un recuerdo imborrable y una sólida base para su educación.
Me despido con el video de presentación que el equipo de Patosuca hizo para la II Feria Little Granada, porque resume muy bien el talante de este centro…¡y es muy divertido!