Había una vez una escuela de baile en Granada que no era como las demás.
Una escuela de baile donde una sujetabarras como yo, lo que viene conociéndose como «un palo» en toda regla, tras pasar una tarde allí, salía con ganas de estar todo el día haciendo….chassé.
Se llamaba Happy Dance, y todos los que entraban allí, grandes y pequeños, dejaban sus prejuicios en la puerta y se entregaban a sentir la música y expresarse con su cuerpo, a ser felices bailando.
Imposible comenzar el post dedicado a la escuela de baile Happy Dance de otra forma que como si de un cuento se tratase.
Disculpadme si esto me sale hoy un poco «intenso», pero es que esta semana pasé toda una tarde en Happy, empapándome de sus clases, de su forma de trabajar, de su ambiente, de su energía… y estoy completamente abducida por el happy-rollo.
Happy Dance Center es uno de los nuevos proyectos Little, más concretamente podría decirse que ha sido la little-revelación de 2018 porque fueron los que «se quedaron» con la Feria Little de este año.
¿Os acordáis de la exhibición de las chicas de Be Yourself Generation?. Happy Dance. ¿De aquella actividad con la que pusieron toda la famila a bailar?. Happy Dance. ¿De la sonrisa más bonita detrás de una barra de ballet?. Happy, again.
Cuando se unieron al proyecto, estuve en su centro y tuve una charla con Marta, Ana y Juanlu, el equipo happy, y me encantó su historia, su proyecto sus instalaciones…pero claro, me faltaba verlo y vivirlo para poder contarlo, así que esta semana me colé en sus clases durante toda una tarde.
Disfruté de Marta y sus minibailarinas de ballet clásico, de Ana y su clase de pilates, de Álvaro y su clase de break dance y de Lorena y su grupo Be Yourself Generation. Y me faltaron muchos otros profes, pero sobre todo lamento no haber estado en una clase de contemporáneo de Juanlu, porque este chico es…hot, hot, hot!
Además de salir bailando y con la energía por las nubes, salí con las ideas muy claras de lo que allí «se vende», de cómo se trabaja en esta escuela de baile en Granada y de lo que la diferencia de otras y va a hacer que este proyecto suba como la espuma y llegue muy muy lejos.
En Happy «se vende» felicidad, si es que eso es posible. Me explico: se vende felicidad en la medida en que ésta está directamente relacionada con la segregación de endorfinas que se produce al bailar; dice la ciencia que es más feliz la gente que baila, y desde hace unos días tengo la impresión de que debe ser cierto.
Pero también se vende felicidad en forma de reconciliación con tu cuerpo, con la seguridad y la autoestima que produce el estar plenamente conectada/o con tu cuerpo, tengas la edad que tengas. Da igual si eres una minibailarina de ballet clásico o una adulta entregada al pilates, un chico que aprende a «batallar» con el break dance o una adolescente que se suelta con la danza urbana.
En Happy hay clases de baile para todas las edades y de todos los estilos.
Hay clases de ballet clásico para peques, danza urbana, circus, explora, salsation (estoy tiene que ser brutal), flamenco, flamenco infantil, brakdance…Además, ofrecen unos packs muy «apañaos», para que toda la familia disfrute del baile.
Y aquí os pido que hagamos la primera gran ola a esta gente, porque, ¡tachánnnnnn! han pensado en las madres que llevan a sus peques a clases de baile y no tienen tiempo para apuntarse ellas mismas a nada. Os suena ¿verdad?. Si trabajas y tienes peques, conseguir ir al gimnasio o a cualquier cosa por la tarde es bien complicado, máxime si tienes que cuadrar el horario con las actividades de los peques.
¿Solución?, hacer coincidir las actividades a la misma hora. Tan sencillo como poco practicado, por eso mismo resulta casi revolucionario el planteamiento de los Happy. Es sencillamente perfecto dejar a la peque en clase de ballet con Marta mientras te vas a la sala contigua con Ana a darte caña con su clase de pilates.
Por cierto, muy grande lo de Ana; increíble cómo esta mujer te motiva mientras te está machacando literalmente. Lo mejor de todo es que sales con ganas de más, mientras te juras a ti misma secretamente conseguir levantar la pierna igual que ella algún día…
Os aseguro que si consigo organizar mi vida un poco más el año que viene, me apunto a sus clases sin dudarlo. Sobre todo después de confesarle que yo soy un palo, y que ella me constestara: me encantan los palos, porque enseñar a bailar y disfrutar del baile a alguien que no sabe, y se siente negado para ello es alucinante. Olé tú, Ana.
Si lo pienso seriamente, hoy no sería un palo si hubiera ido a clases de ballet para peques con Marta. Porque me habría pasado exactamente igual que a las niñas de su grupo: me hubiera enamorado perdidamente de ella, porque es imposible no hacerlo, de su sonrisa, de su ligereza, de su magia. La habría seguido como un patito, igual que ellas, extendiendo los brazos con elegancia, aprendiendo las posiciones, cogiendo imaginarios copos de nieve por toda la sala…
Para quienes piensan que el baile es cosa de chicas, debéis saber que también hay chicos en Happy Dance, aunque es cierto que la mayoría se concentran en actividades como Circus o break dance. Qué chulo ver las batallas de break de los chaveas con Álvaro. Tienen rollo, mucho rollo.
Y para rollo, lo de las clases de danza urbana de Lorena Carvia. Había oído hablar mucho de ella, y la sigo en Instagram en su proyecto Be yourself generation, que está dentro de happy, pero tiene personalidad propia. Vi su exhibición en la Feria Little, y me gustó, pero cuando entré en su clase…. me emocioné.
En serio. Igual os resulta raro eso de emocionarse en una clase de danza urbana, pero es que lo allí se hace es mucho más que enseñar a bailar.
Puro girl-power amigas (o boy-power, que también hay algún chico). Esta mujer es una fuerza de la naturaleza y enseña a bailar si, pero creo que enseña mucho más. Enseña que no puedes bailar con alguien a quien no conoces, y por eso cada día hace que todas las chicas del grupo recuerden los nombres de sus compañeras, porque la chica de al lado no es únicamente alguien que se mueve junto a ti, a quien le salen los pasos mejor o peor que a ti, es tu compañera. Compañera.
En un momento de su clase, Lorena preguntó ¿a quién le da vergüenza bailar?. Poco a poco, se fueron levantando manos…pensad que es un grupo de preadolescentes, con tooooodas sus inseguridades y sus miedos. «Vamos a ir quitándonos esa vergüenza», y empezaron a moverse.
Una de las chicas que había levantado la mano, que se colocaba así, un poquito encorvada, al comenzar a bailar….omg!, esa chica se transformó en una reina, igual que sus compañeras, expresando con su cuerpo lo que no expresaba con palabras, pura fuerza, pura energía, puro soltar…
Autoconfianza, seguridad en si mismas, compañerismo…¿en serio es una clase de baile?. No, es mucho más. Brava Lorena.
Como véis, estoy completamente abducida por los Happy, mucho más después de algo que ocurrió esta semana. Veréis, la escuela de baile en Granada Happy Dance estará, cómo no en el Festival Chavea, con dos actividades aluciantes: una coreografía de El Cascanueces y una auténtica flipada, «baílame un libro», donde descubriremos que los libros sirven para muchas más cosas que para leerlos (ambas el sábado por la mañana).
Pues bien, en el cartel-programa impreso con todas las actividades de Chavea, sus actividades…no aparecen. Aún no tengo claro cómo ha pasado, si ha sido despiste mío, problema al enviar la última revisión a imprenta…qué se yo. Os aseguro que cuando me di cuenta me quería morir, literalmente, porque esta gente es realmente especial, se lo va a currar con dos actividades, han apostado por Chavea… No sabía como disculparme ni dónde esconderme.
Entonces me llegó un audio de Juanlu diciendo «ni te rayes, no pasa nada», así, con su rollo. Cualquier otra persona me habría puesto de vuelta y media, pero ellos no. «Ha pasado y punto, no te preocupes».
¿Me entendéis ahora?. Sencillamente son así.
Baila, sonríe, be happy 🙂