Hay que ser muy valientes para crear una compañía de teatro infantil. O estar muy locos, que también.
O quizás se trate de algo más sencillo y más visceral: hay personas que, simplemente, no pueden hacer otra cosa que dedicarse a aquello para lo que están naturalmente dotados, y dedican toda su vida a aprender, a perfeccionarse, a investigar, a crear maravillosas experiencias artísticas…
De entre todos esos valientes, hoy os hablo de unos cuyo trabajo tuve el placer de conocer y disfrutar hace unos meses, la Compañía de Teatro Claroscvro.
Tener amigas en la familia Somoslittle como Raquel Hernández, de Entropía Cultural, mola, porque a su vez tienen amigos que se dedican a cosas maravillosas y, en ocasiones, surge la oportunidad de conocerse…, entonces surge la magia.
En mi caso, la magia se produjo las pasadas navidades, cuando me invitaron a disfrutar con mis peques de una de las obras más aclamadas de esta compañía singular: Perdida en el Bosco.
Antes de continuar, he de confesaros algo: en casa no somos muy de teatro. No es que no me guste, nada más lejos de la realidad, lo que ocurre es que mi formación y mis aficciones son muuuuy cinematográficas. En consecuencia, consumimos mucho cine en casa (y también en las salas, aunque la calidad media de lo que se muestra en las pantallas deja muchísimo que desear). Cine infantil y familiar, pero también mucho cine clásico.
Sin embargo, últimamente nos abrimos cada vez más a la posibilidad de disfrutar de la experiencia única y diferente de las representaciones teatrales, y he de deciros que estamos cada vez más enganchadas.
Son culpables de esta evolución las cada vez más numerosas compañías de teatro que apuestan por producciones dirigidas al público infantil, con propuestas de una calidad muy superior a la oferta de cine para niños actual.
Por decirlo simple y llanamente: tienes muchas más posibilidades de ver una obra digna y bella dirigida al público infantil acudiendo a una sala de teatro que haciéndolo a una de cine.
Y eso tenemos que agradecérselo a compañías de teatro infantil como Claroscuro, que asumen la dificultad y el riesgo de crear obras dirigidas al más exigente de los públicos: los peques.
La compañía hispano-canadiense fundada por Julie Vachon y Francisco de Paula Sánchez utiliza los títeres, las máscaras y la música en vivo para dar forma a las historias.
Así, en obras como Perdida en el Bosco, la propuesta estética es sencillamente deslumbrante.
Se trata de una obra delicada y bella, donde el protagonismo recae en el fantástico uso de la luz y, de manera muy especial, en la música en vivo, que nos llega desde instrumentos medievales fabricados de manera completamente artesanal.
Imposible no enamorarse de una puesta en escena que es…síiiiiii, como un cuadro, y que, como nos dicen al principio de la representación, habla de una historia que se ama más cuanto más cerca se disfruta. Por eso los peques son invitados a subir al escenario, donde pueden contemplar la obra muuuy cerquita.
Perdida en el Bosco es una co-producción del Teatro de la Zarzuela, así que no hace falta decir más para que os hagáis una idea de la calidad de la propuesta.
Títeres de palo, títeres de guante, máscaras, un maravilloso vestuario, una iluminación espléndida y la sutileza de la música medieval que acompaña la historia, convierten a Perdida en el Bosco en una experiencia maravillosa.
Y sí, a los niños les gusta. Aunque cueste creerlo, tratándose de una propuesta diametralmente opuesta a la inmensa mayoría de los estímulos visuales con los que son bombardeados cada día.
Perdida en el Bosco se sigue representando en diferentes teatros de toda España, incluyendo un montón de pueblos de Granada, y si tenéis la oportunidad de disfrutarla, no dejéis de hacerla.
En realidad, mi recomendación es que si alguna vez esta compañía muestra una obra en vuestra ciudad o en vuestro pueblo, vayáis a verla, sea la que sea.
Por ejemplo, su espléndida producción sobre un clásico de nuestra literatura, El Lazarillo, con sus bellísimos títeres de gran tamaño. Una obra creada en coproducción con varios festivales que recibió una mención especial en Almagro (y eso son palabras mayores en el mundo del teatro).
O Yo soy la locura, nada más y nada menos que una ópera infantil, que fué nominada a los YAM Awards (Young audiences music awards) como mejor ópera infantil y recibió una mención especial en el Barroco infantil del festival de teatro clásico de Almagro.
Mientras tanto, quienes ya la hemos visto, esperamos ansiosas el nuevo montaje de esta compañía de teatro infantil, que lleva un título tan sugerente como «Donde van los cuentos». Nada más y nada menos que una fantasía distópica, con música electrónica y libros pop-up que podremos disfrutar en breve en los escenarios….
Esta compañía es la culpable de que anote en mi calendario algo que va a ocurrir….¡el 13 de enero del año próximo!: el estreno de La increíble historia de Juan Latino, coproducida con la Zarzuela y que trata de la historia verdadera de un esclavo negro del siglo XVI en Granada que llegó nada menos que a catedrático de la UGR, ganó su libertad y se casó con una mujer blanca. Madremíaaaaaaaaaaa, ¡pero qué pinta tiene ésto!.
Gracias Julie y Paco por defender, con oficio y buen gusto, la importancia de la belleza, y por esforzaros en mostrarla una y otra vez, en cada una de vuestras producciones, al público infantil.