«Tú lo que tienes son muchos pájaros en la cabeza…»
¿Te han dicho ésto alguna vez?. ¡Pues enhorabuena!. Eres una persona privilegiada, aunque posiblemente tardaste en darte cuenta de ello; quizás aún no eres consciente de tu privilegio.
Yo llevo oyéndolo toda la vida. Desde que era pequeñita.»Hay que ver la cantidad de pajaritos en la cabeza que tienes…». Y eso de «pajaritos», dicho con retintín y acento granadino…, no suena nada bien…
Uno de los recuerdos más potentes de mi infancia se refiere a aquellas mañanas interminables en clase, cuando me pasaba el tiempo mirando los tejados del Realejo por la ventana. La ensoñación terminaba cuando comenzaba a oír, en la lejanía, un coro de risas…»Mercedes como siempre, en su mundo particular», decía el maestro, que llevaba un buen rato intentando devolverme a la realidad sin éxito.
Sólo eran los pájaros de mi cabeza, que revoloteaban mucho…Se hacían preguntas, me transportaban a otros mundos, se quedaban prendados de las palabras, de una melodía, de un dibujo o una imagen, me llevaban por caminos llenos de espirales, plagados de infinitas bifurcaciones y posibilidades.
¿Has sentido algo así alguna vez?. Enhorabuena de nuevo.
Cuando crecí, los pájaros en la cabeza no me abandonaron.
Menos mal, porque la mayoría de la gente suele perderlos por el camino, cuando otras personas les convencen de que hacerles caso es una pérdida de tiempo, no es «productivo», no es serio, no te va a llevar a ningún sitio…
Así, en mi juventud, hice cosas como estudiar ruso, ¡e irme a Rusia!, hacer cursos de guionista, colarme en conciertos de música clásica cuando lo que molaba era ser indie…
Después comencé a trabajar. Y ahí mis pajaritos estuvieron a punto de emigrar, qué miedo. Pero había que trabajar duro, había que forjarse una carrera profesional, era necesario hacer cosas «serias»…
Menos mal que llegó José Manuel, y con él, subí un montón de montañas, y recorrí muchos bosques, y los pájaros volvieron a anidar, felices, en mi cabeza.
Por eso, dejé lo que hacía, para montar mi primer negocio, y por eso, cinco años más tarde, dejé ese negocio para montar otro. Y no será el último. Mis pájaros son muy díscolos.
Así, cuando un día, cae en tus manos «Pájaros en la cabeza», de Rocío Araya, sabes que alguien que no te conoce, está haciéndote un regalo.
Y vas rauda a comprarlo, claro, para leérselo a tus hijas, para alimentar sus pajaritos.
Y lo guardas como un tesoro.
«Pájaros en la cabeza» es un álbum ilustrado. Es el primer álbum ilustrado que publica Litera Libros, esa editorial de libros de crianza (y mas) que todo lo hace bien. Tanto es así que estoy por decirle a Raquel de la librería Agapea, que directamente me guarde un ejemplar de cualquier cosa que publiqen. Acierto seguro oiga.
Su autora, Rocío Araya, vivió en Granada un tiempo, y nos cruzamos varias veces, cuando yo tenía Esta por mamá y ella andaba con Mónica Felipe Larralde y su círculo maternal. No llegamos a conocernos, aunque eso es algo a lo que espero poner remedio en algún momento.
Por aquel entonces, Rocío publicó «Pájaros en la cabeza» como una autoedición, gracias a un proyecto de crowfunding. Era posible encontrar esta joya en lugares bonitos y peculiares como Tetera y Kiwi. Y un día por otro, un día por otro, lo fui dejando…Tetera y Kiwi cerró, y yo me quedé sin mis pájaros en la cabeza.
Afortunadamente, Juan Romero, el editor con instinto de Litera Libros, debe de tener también una buena cantidad de ejemplares alados por ahí arriba, y decidió que era una maravilla que debía ser publicada y distribuida.
No voy a hacer un análisis sesudo del libro, no soy crítica literaria, ni de arte.
Sólo diré que es hermoso.
Y delicado.
Y universal.
Tiene muy poquito texto, pero no necesita ni una palabra más, porque es así de potente:
«Si lo que siento es muy grande, ¿puedo salirme de la línea?»
«¿Puedo ser buena y al mismo tiempo feliz?·»
«Si mi mamá no me mima, ¿tengo que seguir escribiéndolo?».
Sobre las ilustraciones, juzgad vosotros mismos. Rocío Araya es una artista extraordinaria, y su trabajo una auténtica maravilla.
Creo que está ilustrando un nuevo libro de poesía de Mar Benegas, y casi no puedo esperar para ver el resultado. Qué unión más fabulosa.
Leo por ahí que «Pájaros en la cabeza» se regala mucho a profesores, y me parece una idea genial.
Mis hijas tienen la inmensa suerte de que su profesor conserva más de un pájaro en la cabeza, así que en vez de regalárselo, se lo voy a sugerir, para que se lo regale a todos los maestros que conozca 🙂
Yo os propongo comprarlo, leerlo, contemplarlo, sol@s o con vuestros hijos, porque con esta pequeña obra maestra, Rocío Araya ha conseguido regalar, a cada lector, un pájaro para su cabeza.
Gracias Rocío.
