La trona Nuna se merece, más que un post, un bardo con lira cantando sus alabanzas en verso.
¿Creéis que exagero?; vale, a veces me pasa, una es del sur, pero en cualquier caso, hoy no estoy exagerando en absoluto.
Hoy me he parado a pensar: ¿Cuál es el único artilugio que compré cuando mis peques eran bebés que aún conservo y utilizo a diario?.
¿Cúal ha sido la compra más amortizada hasta la fecha?
Respuesta: la trona nuna zaaz.
Y es curioso, porque si me hubieran preguntado qué creía que sería la mejor compra, la mejor inversión cuando estaba embarazada, jamás hubiera pensado en la trona.
Cuando esperan su primer bebé, la mayoría de las parejas se centran en el carrito. Es así. No sé por qué. Si me apuráis también prestan atención al tema cuna-habitación infantil. Pero poco más.
Nosotros no fuimos una excepción. Dediqué días enteros a buscar información por internet, a visitar tiendas de puericultura etc. hasta que me decidí por un carrito, una minicuna, un dormitorio infantil…
Pero no recuerdo haber dedicado mucho tiempo a cosas verdaderamente importantes, como la silla de auto, o muy duraderas, como la trona. Error gorrrrrrdísimo.
No compramos las tronas, ya que no las íbamos a necesitar inmediatamente, y, afortunadamente, nadie nos las regaló.
Gracias a eso, tuve la oportunidad de comprarlas seis meses más tarde, cuando las niñas comenzaron con la alimentación sólida.
Y esos meses de experiencia materna, ese guardar y deshechar artilugios y regalitos inútiles por doquier, me permitieron hacer una compra racional. Desde entonces todas lo han sido.
Seis meses bastaron para darme cuenta de que, cuando hablamos de bebés, lo del «tempus fugit» se queda corto. El tempus va en moto de gran cilindrada y te arrolla (a ti y a tu cartera).
Así que metida en faena, hice un estudio de campo que ni en los cursos de doctorado oye: tipos de tronas, materiales, resistencia….
Pero lo cierto es que lo que mejor hice fué pensar en mis necesidades, no en el artículo en si; en nuestro estilo de vida y de crianza, no en lo bonita que era la trona xxxx.
Y así fué como llegué a la trona Nuna.
Por un lado tenía claro que quería una trona que durase. Mucho. Verbigracia, una trona evolutiva. Durante mucho tiempo mis peques tendrían un tamaño no apto para las sillas «normales», y no me apetecía comprar varios «cacharros»: trona, luego elevador…
Me da rabia guardar, tirar o desaprovechar las cosas en general, más si lo tienes todo por partida doble (tengo mellizas).
Así que primera decisión tomada: trona evolutiva. Eso reducía el mercado considerablemente.
Una foto publicada por Nuna UK (@nuna_uk) el
Segunda reflexión: queríamos hacer baby-lead-weaning (o al menos intentarlo, porque al final hicimos un megamix propio), y que las niñas comieran siempre con nosotros, en nuestro mismo horario, y, dentro de lo posible, la misma comida.
Los niñ@s aprenden por imitación: a comer de todo, a probar diferentes cosas, los modales en la mesa…Así que vamos a proporcionarles el modelo comiendo juntos.
Eso significaba que necesitábamos una trona a la que se le pudiese retirar la bandeja completamente y colocar a la altura de una mesa normal. Opciones aún más reducidas.
Tercera consideración: no quería montar y desmontar la trona, o sacarla y guardarla con cada comida. Quería una trona que estuviese siempre en el comedor, como una silla más. Muy pocas opciones.
Y entre las que había (y las hay muy buenas), me decanté por la trona Nuna Zaaz.
Tengo que avisaros de algo, y es que según sumaba requisitos, y a la par que se reducían las opciones, el precio de las posibilidades que quedaban aumentaba.
Y es lógico: un artículo pensado para durar unos 10 años tiene que ser de calidad. Y la calidad no es barata. No te engañes, no existen los chollos.
¿Por qué me decidí por la Trona Nuna?:
Por su tamaño: es una trona realmente compacta. No me gustan las tronas que tienen una base muy ancha, ocupan muchísimo espacio y andas tropezándote continuamente con las patas. Suele ocurrir con tronas ligeras, que aguantan poco peso y que necesitan una base muy amplia para ser seguras.
La trona Nuna es muy sólida, muy recia, y ocupa el mismo espacio que una silla normal.
También aguanta mucho peso, ¡¡hasta 100 kg!!. Y esto lo garantizo yo, que me he sentado con frecuencia en ella. Esto es verídico: cuando tengo invitados en casa y me quedo sin sillas, me siento tranquilamente en la trona (configurada ya sin bandeja ni arnés, que os veo la cara de incredulidad e intuyo el cachondeo).
Como contrapartida no es una trona ligera. Nunca la recomendaría si piensas quitarla y ponerla con cada comida. Es una trona para ser utilizada como una silla más de la mesa de comedor.
Puede ser utilizada desde los 5-6 meses y hasta los 12 años (por decir algo, porque una servidora cuenta alguno más).
Conforme va creciendo el peque, se le van retirando piezas: la bandeja, el arnés (que se pueden lavar en el lavavajillas)… y la altura se regula con un sencillo sistema de deslizamiento.
El asiento incorpora un arnés de cinco puntos a prueba de pequeños «escapistas». Ojo con los arneses, es imposible que el peque se libre de ellos, pero hay que colocarlos bien (muy especialmente los de las sillas de auto).
Nuna ZAAZ features video from Nuna on Vimeo.
Por su material: siendo más concretos, por el material de su asiento. Una trona debe ser cómoda, y un asiento algo blandito ayuda.
En las tronas de madera, para conseguirlo, hay que utilizar cojines. Estupendo, blanditos….sólo algo que objetar: son una cochinada. Más que una cochinada, son un latazo. Cuando un peque aprende a comer…hay comida por todas partes: en su ropa, en la trona, en el cojincito de la trona.
A no ser que envuelvas al niño en film transparente, o le des siempre de comer tú. Yo no tenía intención de hacerlo: hay un momento en que tiene que aprender a comer por si mismos, tocar la comida, aprender a utilizar una cuchara…Y va a ser sucio.
Lavar cada día el cojincito me parece un latazo y muy proco práctico, la verdad.
Pero la trona Nuna tiene un asiento blandito sin tener un cojín textil. El asiento lleva una vestidura de espuma fabricada en xxxxxxx (que no sé el nombre vamos, pero que está muy bien indicado que no lleva nada de bisfenol A, ftalatos o pvc).
El asiento es sumamente confortable y, tacháaaaan ¡se limpia con un paño húmedo!. Tomayá.
Y eso es un triunfazo. Yo he llegado a sacar las tronas al patio y me he liado a manguerazo limpio con ellas. Como los chorros del oro oye.
Y termino con lo menos importante, pero quizás una de las cosas que más la distinguen: el diseño.
Todos los artículos de Nuna son auténticas maravillas del diseño, y todos están pensados para durar.
La trona Nuna Zaaz no es una excecpión, elegante, minimalista, moderna…Está disponible en varios colores: para los clásicos, para los atrevidos…
Yo lo tenía claro: ya que iba a estar en el salón durante años, tenía que ir a juego con los muebles. ¿Superficial?. No, superficial no, que luego esa casa que pusiste tan bonita, tan a juego todo, tan mono, termina siendo una leonera «parcheada».
Total, que me las compré, las dos tronas. Y como en Granada entonces no había punto de venta, la compré por internet en Barcelona. Tan convencida estaba.
Y no son baratas. Aviso. Pero si encontráis algo que dure 12 años, con las mismas características más barato, avisadme, que lo miro y le dedico otro post ipso facto.
Nuna no es la marca más barata del mercado. Es una marca de calidad, con diseño y pensada para durar. Pero si puedo decir que la relación calidad-precio es justa.
Y cinco años más tarde, estoy aún más convencida si cabe. Siguen como el primer día, dándolo todo. Y mira que tienen «novios» (amistades que desean «heredarlas»), pero me temo que van a vivir con nosotros hasta que las niñas alcancen tamaño suficiente como para salir de La Comarca.
Hasta aquí la «Oda a la trona Nuna Zaaz». Otro día os hablo de la cuna de viaje, que es un locurón…
Os dejo también un enlace por si os apetece comprarla en Amazon
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