De entre todas las actividades para bebés (cada vez más numerosas) que he visto últimamente, la que más ha llamado mi atención ha sido el Club de Lectura para bebés de la librería Agapea.
Cuando Raquel Hernández, la gestora cultural de Agapea que tiene revolucionada a la ciudad con sus propuestas, me lo comentó, me emocioné.
Me pareció una idea sencillamente maravillosa. Sin embargo, ella me dijo «me da mucho miedo». «¿Por qué?, ¿cómo puede darte miedo, si es precioso?».
Y entonces lo entendí. Su miedo era que algunas personas entendiesen la propuesta desde el punto de vista de la estimulación precoz.
Que alentase a algunos padres y madres a subirse a ese carro, que tanto repelús da, de hacerlo todo antes, de preparar a nuestros bebés para que sean los primeros (¿de qué?).
Que fuese un accesorio más para completar el traje a medida de la hiperpaternidad, ese mal de nuestro tiempo que lleva a muchas personas a depositar unas expectativas altísimas en sus hijos, trazando para ellos un milimetrado camino hacia el ¿éxito?.
¿Os imagináis?. «Si comienzo a leer con mi bebé de 6 meses, a los tres fijo que ya se traga el «Ulises» de Joyce y me hace el comentario de texto».
Miedín.
Afortunadamente, el planteamiento que Agapea hace de este tema está en las antípodas de la obsesión por la precocidad.
Esta actividad parte, simple y llanamente, del amor. Del amor por la lectura, por los libros, por los bebés.
Se centra en el componente emocional presente en el acto de leer con otros y para otros, de leer para nuestro hij@s.
Se trata de acercarse a los libros desde su aspecto más lúdico (las texturas, los olores, los colores), de enraizar con fuerza el hábito, de unir desde el principio y para siempre lectura con diversión, con placer, con disfrute.
En mi caso, desde el principio disfruto con mis hijas del enorme privilegio de leerles en voz alta. Leemos mucho, y «vemos» mucho (nos encanta el álbum ilustrado).
Les leo con esmero, con esfuerzo, me concentro en la prosodia, en el ritmo de las palabras, en la intención, en la musicalidad…
Descubrí, gracias a Carmen González Trujillo, la extraordinaria importancia que la prosodia tiene para la comprensión lectora. Si os interesa el tema, no dejéis de visitar su web y de leer y escuchar algunos de sus preciosos cuentos.
A veces leemos poesía, y es que, milagrosamente, la maternidad trajo de nuevo la poesía a mi vida. Y os aseguro que es maravilloso, y emocionante, cada vez que ellas me dicen «mamá, leénos las palabras bonitas».
Leemos cuentos todas las noches. Y es uno de los «momentazos» del día.
Tenemos como hábito ir a la biblioteca una vez por semana (aunque este mes, la adaptación al «cole de mayores» nos ha hecho fallar un poco). Vamos para que toquen los libros, para que vean la biblioteca como un lugar divertido, lleno de tesoros, para leerles allí también, para disfrutar allí de la lectura de otros.
Cuando me ven leer libros «de mayores» (sin dibujos) me preguntan por qué leo tanto. Siempre les digo lo mismo: porque me lo paso muy bien.
Hoy mis hijas tienen 6 años y cursan primero de primaria, el curso que tiene la lectoescritura dentro de su currículo.
¿Todo lo que he contado ha hecho que mis hijas lean y escriban antes y mejor?.
No.
Es más, no son de las primeras de su clase en este aspecto.
Pero es que todo lo que os he contado, además de no ser un «plan premeditado», sino algo que sucedió de la forma más normal y natural, nunca tuvo ese objetivo.
Sólo prentendía una cosa: que entendiesen la lectura como el maravilloso placer que es. Que se acercasen a los libros con ilusión, para disfrutar de ellos, que los viesen como un premio, casi como un juguete, como algo terriblemente divertido.
Quería darles el «corazón» de la lectura. Ahora «batallamos» con la «técnica», con la ayuda de su profesor (santo varón), y vamos avanzando…
Si todo sale bien, entre unos y otros, les habremos dado un auténtico «regalo para toda la vida».
Creo que ésta es la premisa de la que parte el Club de lectura para bebés de Agapea.
No se trata de añadir una más en la ya casi demasiado numerosa oferta de actividades para bebés. Se trata de compartir, de disfrutar, de acercarse a los libros despacito, con mucha ternura.
¿Que además resulta que la lectura temprana tiene muchos beneficios?. Si, los tiene. Así que fenómeno, mejor todavía, lo que se llama un triunfazo en toda regla.
Y los tiene, claro que los tiene. Sólo tenéis que leer la declaración de la espléndida Asociación Entrelibros en favor de la lectura en voz alta en la infancia.
Si os interesa el tema, no dejéis de leer este interesante manual de lectura temprana compartida, que contiene información valiosa para madres y padres.
Y si os apetece compartir esta experiencia con otras familias, descubrir títulos bonitos para vuestros peques, disfrutar de pequeñas y hermosas experiencias lectoras con vuestros bebés, no dejéis de apuntaros al club de lectura para bebés BEBELE de Agapea.
Es una vez al mes, y va dirigido a bebés de entre 6 meses y dos años. Y se llena.
Siempre.
Normal.
Porque es una de las actividades para bebés bonitas de verdad, pensada con el corazón por una de las empresas Littlegranada más inquietas.
Me despido y os dejo con uno de los poemas que más gustan (y se cuentan y cantan) en casa: Lobito bueno. Paco Ibáñez (en una grabación horrenda) sobre un delicioso poema de José Agustín Goytisolo.
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