Hará cosa de un par de años que descubrí a La Chica Charcos & The Katiuskas Band. Desde entonces en casa somos fan, muy muy fan y una de sus canciones se ha convertido en auténtico himno familiar.
Ese temazo es, cómo no, Sube aquí, una de las joyas de Un elefante en mi lavadora, un libro-disco-espectáculo teatral que derrocha ingenio y frescura por los cuatro costados.
Si no lo tienes, ya estás corriendo a pedirlo en Imagina, la librería Little, porque es un acierto seguro. Sube aquí mola, pero No quiero ser princesa también, Un elefante en mi lavadora of course y qué decir de Tarantino, el perro del vecino…y…¡todas las canciones!.
Por eso, cada vez que en conversaciones con amigos surge el tema de la música para peques o los espectáculos infantiles, es inevitable que termine hablando de Patricia Charcos.
Así es como me di cuenta de que es muy desconocida, al menos por estos lares.
Tremenda injusticia a la que me propongo comenzar a poner remedio con el post de hoy. Porque esta mujer es un pedazo de artista y junto con su Compañía, ha tenido el increíble valor que hace falta para crear experiencias artísticas dirigidas al mundo de la infancia.
Desde mi punto de vista la propuesta de La Chica Charcos cubre un hueco enooooooorme en el mundo artístico: el de los espectáculos infantiles que asumen el reto y el riesgo de plantear propuestas de calidad, que tratan al público menudo con la dignidad que se merece, apostando radicalmente por la diversión, el humor, la complicidad y la inteligencia.
Y lo hace con espectáculos aptos para peques más mayorcitos, digamos que a partir de los 4 o 5 años y hasta…..No tiene límite máximo de edad.
Y si no lo creéis miradme a mi, que soy grouppie de la banda…
Hay tan poco para niños y niñas de infantil y primaria. O al menos tan poco bueno…
Resulta muy curioso, porque la oferta para bebés (el 0-3 añitos) se ha multiplicado y diversificado de una manera alucinante.
No solo eso, sino que la calidad de las propuestas escénicas para este rango de edad es sencillamente brutal. Buena muestra de ello son programaciones como la del Yosoybebé, el Festival de artes y primera infancia con el que La Expositiva cuelga cada año el cartel de completo en nuestra ciudad.
Pero cuando crecen…, la cosa se complica.
La realidad es que hay una caída brutal en la cantidad, variedad y calidad de las propuestas artísticas para niños y niñas (con honrosísimas excepciones como el TIFGranada).
En este tramo de edad, los tentáculos del mercado llegan a la infancia a lo bestia, con propuestas artísticas para el consumo de masas que suelen ser cutres, horteras y, lo que es peor, parten de que hacer algo para peques es hacer algo simple. Nada más lejos de la realidad…
Igual lo que os digo suena muy bruto, pero las mayores atrocidades que he visto se comenten en los espectáculos y productos artísticos de diversa índole que cuelgan la etiqueta de «divertidos».
Tela.
El humor es una cosa muy seria, y exige grandes dosis de inteligencia.
¡Acabáramaos!, ahí está el auténtico problema de la cuestión: como se parte de que el público infantil es poco inteligente, se diseñan para él espectáculos poco inteligentes. No encuentro otra explicación.
Adultos disfrazados de niños, gente hablando sobre el escenario y a los peques como si estuvieran medio sordos, bromas obvias, chistes burdos y reiterativos…
Si habéis estado con vuestros hijos en un espectáculo de este tipo me váis a entender: sabes que lo que estás viendo es malo de narices cuando sientes una enooooooorme vergüenza ajena, y tus hijas te miran, desde su corta estatura y su enorme criterio, con esos grandes ojos, serias como un poste (en el momento más supuestamente cómico del show), diciéndote sin palabras «mamá….., ¿en serio…?».
Chungo ¿verdad?. Tanto, que casi sin darnos cuenta, los espectáculos escénicos terminan saliendo de nuestras agendas de planes en familia.
Mal. Muy mal. Así no hay forma de hacer cantera. Que nadie se extrañe si cuando estas criaturitas son adultas, ir al teatro no está entre sus opciones de ocio.
Pero aquí está Patrica Charcos, dispuesta a revolucionar el mundo desde Albacete, con las llaves puestas en el contacto del motor y katiuskeando cada vez más y mejor.
Yo creo que ya está tardando en darse una vuelta por Granada, y que a estos manchegos el aire del sur les va a sentar fenomenal.
No me importa si se pasan por aquí con su espectáculo Un elefante en mi lavadora o con La Isla (su último libro-disco), pero necesito un poco de lo que esta gente reparte: diversión en vena, el lujazo de escuchar buena música, cantar y bailar si se tercia, pero sobre todo la posibilidad de compartir todo eso con mi familia, mientras nos miramos a los ojos muertas de risa, sabiendo que mis chicas piensan «mamá…, ¡qué bueno!».
¿Qué me decís, les tentamos?. Yo voy a escribirles, a ver si cuela, que el no ya lo tenemos…