Somos unos amantes de los productos autóctonos y ¿qué hay más autóctono que el aceite y la bellota? Si a productos que nos proporcionan los árboles nos referimos claro…
¿Qué tal mezclar estos ingredientes con una buena caminata? Con esta idea en la cabeza pusimos rumbo a Montefrío, ya sabéis «uno de los 10 pueblos con las vistas más bellas del mundo» (según la Revista National Geographic), a unos 50 kilómetros de la capital.
Tabla de contenidos
- 1 ¿Cómo llegar a Montefrío?
- 2 Señalización de la ruta de la Encina de la Inquisición
- 3 Inicio de la ruta de la Encina de la Inquisición
- 4 El Torreón del Cortijuelo
- 5 La Cruz del Espinar
- 6 La fauna en la ruta de la Encina de la Inquisición
- 7 La vegetación en la ruta de la Encina de la Inquisición
- 8 La Encina de la Inquisición: un árbol singular
¿Cómo llegar a Montefrío?
Si salís desde Granada, tomad la A-92 y coged la salida de Pinos Puente por la nueva N-432 hasta Puerto Lope, para luego seguir por la GR-3410 hasta este precioso pueblo, lleno de atractivos para las familias.
Una vez en el pueblo, os recomiendo deja el coche en el cómodo ¡y gratuito! Parking público, muy cerca del centro.
Señalización de la ruta de la Encina de la Inquisición
No existe señalización física de ningún tipo para la ruta de la Encina de la Inquisición, por lo que si no la recorréis con alguien de la zona que conozca bien el camino, es realmente fácil perderse.
En este caso, como en tantos otros, os recomiendo encarecidamente seguirla a través de Wikiloc. Sobre todo porque hay tramos, especialmente al final, cuando llegamos a la Encina propiamente dicha, que transcurren campo a través, atravesando fincas agrícolas, y perderse es realmente sencillo.
Inicio de la ruta de la Encina de la Inquisición
Comenzamos la ruta en el Parking público, donde dejamos el coche y…¡a mover las piernas!
Los primeros kilómetros se recorren por el pueblo y un breve tramo de carretera, hasta coger una pequeña vereda que en realidad sería el inicio verdadero de la ruta.
Este camino tiene un tramo pendiente continuada que os hará entrar en calor rápidamente (ojito, en verano, según la hora a la que hagáis la ruta, puede ser durillo).
Durante esta vereda os acompañará vegetación como matorral bajo, olivos y encinas esporádicas…salvo por los paisajes eminentemente agrícolas que veréis un poco más lejanos: increíbles campos de olivos, realmente espectaculares en primavera.
Tras la primera subida veréis un torreón.
El Torreón del Cortijuelo
Seguramente habéis oido hablar del Poniente Granadino como «la última frontera de Al-Andalus». Bien, justo ese es el marco histórico desde el que hay que interpretar el Torreón del Cortijuelo.
Los nazaríes hicieron diversas construcciones en Montefrío en el siglo XIV para defender el reino del avance de los cristianos, de las que forma parte este torreón.
Estos torreones, según un interesante artículo sobre la construcción del logotipo de Montefrío, «formaban parte de la red de atalayas del sistema defensivo noroccidental del reino nazarí de Granada, y posibilitaban la comunicación con las fortalezas de Íllora, Moclín, o con la Alcazaba de Loja, y a través de ellas a con el resto de fortificaciones (Colomera, Zagra, etc…), hasta llegar al mismo corazón de la Alhambra.
Se podían controlar en definitiva todos los caminos que pudieran comunicar la Vega de Granada con la zona cristiana, advirtiendo de los peligros a través de señales de humo o ahumadas durante el día y las señales luminosas o almenaras por la noche».
Son tres torres las que existen y se sitúan en las zonas más altas y de difícil acceso del pueblo.
El Torreón del Cortijuelo, de mampostería maciza y planta circular, es una de las que mejor se conservan.
En él se situaba el vigilante y cuando veía algún tipo de peligro lo anunciaba a los otros puntos mediante señales de humo, poniendo en marcha de esta forma el plan de defensa. ¡Todo controlado!
La Cruz del Espinar
Al pasar este torreón solo tenéis que seguir el camino, ya sin apenas pendiente, y pasar por el Cortijo Patacoja.
Desde aquí y tras una última subida, llegaréis hasta la Cruz del Espinar.
Antiguamente era costumbre en el reino de Aragón construir cruces para conmemorar alguna fecha, acontecimiento relevante o simplemente para que quedara testimonio de piedad cristiana.
Generalmente se ponían junto a los caminos para así promover la piedad de los senderistas, más bien viajante en aquella época…También podían ser cruces de término, también conocidas como de humilladero, o en algunos casos cumplir la doble función.
Todo el paseo camino discurrirá entre olivos, y os aseguro que es una auténtica gozada para los sentidos, muy especialmente en primavera.
La fauna en la ruta de la Encina de la Inquisición
Por la zona en la que nos encontramos, imagino que os haréis una idea de la fauna que la habita.
Nosotros tuvimos la suerte de cruzarnos con varios conejos corriendo libremente y disfrutando del olivar y el encinar, varias lagartijas y diversas aves.
Pero me gustaría hablaros de un pequeño animalito en concreto, que encontramos en repetidas ocasiones a lo largo del camino.
La aceitera
Os quiero presentar a la aceitera.
La aceitera es un coleóptero, para que nos entendamos…un escarabajo, pero muy diferente al que tenéis en mente.
Es alargado, bastante alargado en realidad. Tiene otros nombres: curita, matahombres, carraleja…Y como veréis, uno de ellos le hace justicia…
Las encontramos en este terreno, y en otros similares porque abundan en lugares secos y con escasa vegetación, por lo que en estas tierras están la mar de bien.
Tienen un color negro intenso y en muchas ocasiones veréis que cuentan con unas franjas rojas anaranjadas que destacan muchísimo.
Los vais ver en mitad del camino pero donde más se encuentran es en flores y en el follaje, y es posible que alguno se haga el muerto para que no les molestéis…Si, estos escarabajos tienen sus trucos y, como la mayoría de animalito, son tímidos.
No tienen alas, aunque en realidad os miento si afirmo ésto al 100%, porque si os acercáis veréis que algunos sí que tienen unas pequeñas alas, que ni parecen serlo porque no les cubren el abdomen y no les sirven para volar.
Como curiosidad, si los tocáis (con mucho cuidado por razones que ahora os cuento y por respeto) veréis que al verse amenazadas segregan una especie de aceite de color anaranjado que contiene una sustancia que se llama cantaridina.
Se trata de una sustancia viscosa, parecida al aceite, de ahí su nombre (aceitera), y si entra en contacto con vuestra piel puede provocaros una pequeña irritación o incluso una erupción o sarpullido. ¡Mejor no tocar!
Pero aún peor si os digo que, si por alguna razón la ingerís, puede causar vómitos y diarrea. ¡Pequeñas pero matonas estas aceiteras!
Pero no todo es malo en este animalito para los seres humanos, porque esta sustancia también es utilizada como medicamento.
Sí, la cantaridina tiene usos medicinales y afrodisíacos o como veneno si se utiliza de forma controlada.
¿Interesante verdad? Seguro que vuestros pequeños la descubren mientras pateáis por esta zona, ellos/as son mucho más atentos que nosotros.
Advertidles de los riesgos, animadlos siempre a tratar a este y otros animalitos con respeto y que ¡disfrutad de este coleóptero tan peculiar!
La vegetación en la ruta de la Encina de la Inquisición
Durante toda la ruta os acompañará el bosque y matorral mediterráneo, principalmente olivos y encinas.
El olivo
Olivos y olivos y más olivos, una delicia de vistas, qué os voy a contar…
Como ya sabéis, el olivo es un árbol de hoja perenne, siempre verde…pero hoy no nos centraremos en su apariencia, porque ya todos la conocéis ¡especialmente los andaluces/as!.
Hoy me gustaría contaros algunas curiosidades de este árbol.
El olivo es un árbol de clima mediterráneo y es capaz de aguantar unas temperaturas… F»curiosas»: -7ºC a 40ºC, incluso pueden vencer al temido fuego…¡brutal!.
Yo, siempre que los veo, pienso que tienen aspecto de ancianos…o para mí dan la sensación de árboles con mucha historia encima…y en este caso los sentidos no me engañan: tienen una vida útil muy larga, ¡incluso algunos son milenarios!
De hecho en España hay más de 4000 olivos milenarios y uno de los más ancianos se encuentra en Menorca con más de 2300 años…¿Cuánto habrá visto a lo largo de su vida este olivo viejito?
Os dejo otra curiosidad reciente: en 2020, en Jaén fue reconocido en Arroyo del Ojanco un olivo como el más grande del mundo, hablamos de un señor olivo de 10 metros de altura. Un olivo de NBA…
Y qué os voy a contar de las delicias que nos ofrece…¡que manjar las aceitunas! Y qué delicia una buena tostada de pan con aceite…¡se me hace la boca agua solo de escribirlo!
Como casi todo el mundo sabe, somos el primer país productor y exportador de aceite de oliva del mundo.
Es más, el Poniente granadino cuenta con la Denominación de Origen Protegida para los aceites que produce, de calidad extraordinaria e internacionalmente reconocida.
¿Alguna vez os habéis parado a pensar en la simbología que acompaña al olivo?
El olivo aparece en innumerables ocasiones en la historia, la literatura, la escultura… Representa la paz, la gloria, la victoria…
Es más, la bandera de la ONU tiene dos ramas de olivo que simbolizan la paz y en los Juegos Olímpicos antiguamente se daba a los vencedores una corona hecha con ramas de este árbol legendario.
También en la mitología griega, el olivo está muy presente: Atenea pasó a ser la diosa protectora de Atenas, ciudad que no tenía nombre entonces, después de su victoria frente a Poseidón tras dar al pueblo un olivo. Desde entonces Atenas recibe ese nombre, derivado de Atenea. ¡El pueblo griego supo valorar estos maravillosos árboles!
Y como última curiosidad os diré que el CO2 que se emite para la elaboración del oro líquido es menor que el CO2 que retiene el olivo, ¿qué más se le puede pedir a un árbol?.
La encina
He dejado para el final la protagonista de esta ruta…o el objetivo final del recorrido que os propongo, como queráis verlo.
Tengo que confesar que siento debilidad por estos árboles…me transmiten tantas cosas, he crecido con ellos, jugado en ellos, con mi hermana compartimos la admiración por una encina en concreto, a la que visitamos con frecuencia …en fin, puro amor por estos árboles es lo que siento.
La Encina de la Inquisición se localiza en mitad de un olivar, tras bajar una pequeña pendiente.
Majestuosa, sobresale entre los olivos.
Muchas son las cosas que puedo contaros sobre las encinas, de hecho me gustaría compartir algunas curiosidades sobre ellas, al igual que he hecho con el otro protagonista de esta ruta, el olivo, un poco antes.
En la cultura celta existían los druidas, cuyo nombre viene del griego y significa encina, hombres de encina, sabios.
Estos sacerdotes se reunían alrededor de las encinas para debatir asuntos importantes o realizar ritos. Digamos que era el árbol sagrado de la cultura celta.
También la conoceréis por otros nombres como chaparra o chaparro, o incluso carrasca.
Podréis ver su flor de marzo a mayo, porque sí, tiene flor, es amarilla y se llama candela, que contrasta vivamente con el verde de sus hojas.
No me concentraré en su apariencia tampoco, porque al igual que con el olivo, seguro que las conocéis de sobra, pero sí que os daré algunos detalles sobre ella.
Mucha gente confunde la coscoja con la encina cuando ésta es aún pequeña, así que os dejo un truco para diferenciarlas.
Si os fijáis en una encina adulta, las hojas que están en las ramas más altas (no cerca del suelo), son redondeadas con algún piquito. Éste es el aspecto general de la encina.
Pero resulta que cuando tenemos delante una encina joven sus hojas son algo diferentes, presentan muchos picos que, de hecho, pinchan. Se trata de una defensa frente a la herbivoría (evita que se las zampen los animalitos) y pueden observarse también en las ramas más bajas de este árbol.
¿Dónde está la similitud con la coscoja? Pues resulta que la coscoja tiene sus hojas igual a las hojas de una encina joven, pequeña. Tienen picos alrededor.
¿Cómo diferenciarlas entonces?
Atención, truco: observad el árbol en todo su conjunto y si podéis acceder a ramas más altas, ya estaría clara la diferencia, pero si no podéis, acercaros a las hojas que tengáis más a mano y fijaos bien en ellas.
El haz de la hoja de la encina y de la coscoja son verdes pero, y aquí viene el dato relevante, el envés (cuando le dáis la vuelta) en la encina es blanquecino debido a los pequeños pelitos que cubren esta parte de la hoja, mientras que en la coscoja el envés es de también de color verde.
Además, la coscoja tiene más bien un porte arbustivo pero…volvemos a la dificultad de que podéis encontraros con una encina pequeña…
¡Ya me contaréis si os funciona el truco, y si no, siempre podéis recurrir a las estupendas Apps para pequeños (y no tan pequeños) botánicos que os he comentado en otro post.
Y en cuanto al fruto de la encina, la bellota, es «agradecido» como pocos.
Gracias al fruto de este árbol que sirve de alimento a los cerdos, se producen los mejores jamones. Claro que estos animalitos no son los únicos que disfrutan de sus delicias, también lo hacen las perdices, los conejos, algunas aves…que incluso son capaces de recorrer largas distancia para saborearlos.
De hecho, hay muchas personas a las que les gustan las bellotas y las toman asadas o crudas e incluso pueden utilizarse para elaborar harina y pan.
¿Qué más se puede pedir a un fruto?
Eso sí, la encina no se estresa a la hora de producir bellotas, y comienza a dar sus frutos a los 15 o 20 años de edad…
Su madera, al igual que la del olivo, es muy apreciada tanto para carpintería como para construcción, y aporta un sabor fantástico a los platos cocinados a la brasa con carbón de encina o en horno de leña.
Pero centrémonos en la encina protagonista de hoy, la Encina de la Inquisición.
¿Por qué realizar una ruta de unos 15 km solo para visitarla?
Bueno, no hablamos de una encina cualquiera familias… Al culminar la ruta estaréis ante no sólo ante un árbol bellísimo, sino ante una encina considerada árbol singular.
Veamos qué es eso de árbol singular…
La Encina de la Inquisición: un árbol singular
Un árbol se considera singular cuando destaca de entre los de su especie por alguna o algunas de sus características: ya sea por su forma, por su edad, por su tamaño, por el sitio en el que se encuentra, por la historia y tradiciones, o simplemente porque sea «raro».
También existen las arboledas singulares, que se refieren a la singularidad de un grupo de árboles.
La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Junta de Andalucía ha catalogado estos árboles y arboledas, y los ha reunido en un inventario de Árboles y Arboledas Singulares de Andalucía que podéis visitar on Line (el enlace que os dejo corresponde a la sección de Granada, pero hay uno por provincia).
Una idea divertida para disfrutar con vuestros peques es realizar vuestro propio álbum de árboles singulares, haciéndoos fotos con ellos cada vez que visitéis uno. ¿Convertimos a los árboles singulares en «influencers»?
Cuando tengáis esta encina delante, entenderéis a la perfección que haya sido incluida en el Inventario: son su tamaño, su forma y su edad los que la hacen realmente singular.
Es enooooooorme, tiene un tronco inmenso (con un diámetro de unos 27 metros y una altura total de unos 17 metros) y sus ramas, que también lo son, forman una aparasolada que da una sombra magnífica, perfecta para sentarse a tomar el almuerzo un día de sol.
Para que os hagáis una idea, la copa de esta encina, a la que se le calculan unos 500 años de edad, tiene una proyección de más de 620 m2.
La encina se localiza en mitad de un olivar, en la zona del Cortijo del Espinar, y está catalogada también como «bien de interés natural».
La encina se localiza dentro de una finca privada, en producción agrícola, por lo que, por favor, pedid siempre permiso de forma respetuosa para entrar en la zona y acercaros a ella.
Nosotros no nos paramos mucho, porque hicimos la ruta por la tarde y queríamos regresar con luz del día al pueblo, pero lo suyo es iniciar la ruta bien temprano para disfrutar de la comida a los pies de este árbol. Después, es perfecto para echar un buen rato de juegos en torno a él o una buena siesta a su sombra.
El regreso al pueblo vuelta se realiza por otro camino que discurre casi paralelo al de ida, porque hemos planteado esta ruta como circular.
Es tan sencillo como volver sobre vuestros pasos hasta la Cruz del Espinar y a partir de este punto, coger otro desvío que os llevará de regreso hasta el pueblo.
Espero que os haya gustado esta forma diferente de conocer Montefrío, aunque hay muchas más: el tren turístico, la visita a sus monumentos (Iglesia, Castillo, restos arqueológicos…), una cata de aceite… Si os apetece completar la jornada con alguna de estas ideas, no dejéis de darle una vuelta al post sobre turismo familiar en Montefrío que escribimos hace un tiempo.
¡Nos vemos en el Poniente Granadino familias!
