Hay quienes piensan que Lycka es una tienda de regalos originales.
Evidentemente se equivocan. Lycka es mucho más. Es un proyecto de vida, es una apuesta por la originalidad, la belleza y el buen gusto…, pero sobre todo, desde hace un tiempo, es también un enorme acto de rebeldía.
Si, habéis leído bien, rebeldía. Porque lo que esta familia ha hecho con la reorientación y reapertura de la nueva Lycka en la calle Puentezuelas, en plena «milla de oro» granadina, no puede entenderse de otra manera.
El amigo Blas, arropado por Ana, su mujer, y su plantilla de mini-becarios, ha decidido que una microempresa puede tener macroexpectativas, y que el centro de la ciudad no es territorio vedado a los pequeños, sino territorio por explorar y conquistar para emprendedores sin miedo y sin complejos.
Así, después de seis años creando necesidades en una pequeña pero ambientada callecita perpendicular a Puentezuelas, ha pensado que era hora de doblar la esquina y mudarse. Un poco más arriba del Tiger, el gigante de los regalos originales low cost, ni más ni menos.
A eso lo llamo yo arrojo.
Claro que hace tiempo que sabemos que a esta familia no le falta, porque hacen cosas tan cargadas de sentido y de significado como cerrar la tienda la mañana en la que sus peques actúan en la fiesta del cole. Porque lo primero es lo primero.
Ahora han decidido que debían dar un paso más, que era el momento de que Lycka creciera y evolucionase, de aspirar a generar el volumen de ventas suficiente que les permita contrar a alguien en la tienda. Para poder conciliar, ponerse enfermos algún día, vivir al fin y al cabo, you know, esas cosas que también hacemos los autónomos y las autónomas…
Para la familia Little, ahora mismo Blas es nuestro superhéroe, y no me extrañaría nada si en la próxima reunión de networking lo manteamos o lo sacamos a hombros. Quizás porque ahora mismo simboliza para nuestra comunidad el «si se puede», porque en nuestra breve historia hemos asistido ya a unos cuantos cierres, y nos hacía falta mirarnos también en el espejo del éxito, o cuando menos del valor y el optimismo.
Algunas cosas han cambiado en Lycka: la ubicación, los metros de la tienda, la decoración…pero la esencia sigue intacta: generarnos necesidad de cosas hermosas.
Y creedme si os digo que la nueva Lycka lo consigue aún mejor que la antigua. Porque todo luce aún más bonito en esta nueva exposición, donde hay más metros, más luz, más….todo.
Los ratoncitos Maileg tienen tooooodo un expositor para ellos, y yo los veo cada día más irresistibles. Las mochilas Kanken siguen siendo igual de chulas, pero los colores se ven aún más bonitos con esta nueva iluminación. Los paraguas para peques continúan diciendo «llévame a casa», al igual que las bolsas de rejilla, y no hay lamparita o detalle de Little Creative Factory que no te imagenes right now en el salón de casa…
Blas continúa atendiéndote con la misma amabilidad y guasa de siempre, aunque me cuenta que ahora está aprendiendo a hacerlo también en inglés. Alucinante cómo puede cambiar todo en un negocio cambiando únicamente la ubicación unos metros.
¿Está Lycka a un paso de cotizar en bolsa?. Claro que no. Por el momento hay una inversión importante y una apuesta por el cambio, pero el tiempo aún tiene que decir si la decision ha sido acertada.
Yo lo tengo muy claro y no dudo de que ha sido todo un acierto, que se podrán pagar los préstamos, que el alquiler (notablemente más alto) no será una pesadilla mensual (bueno, ésto es más difícil), que con el tiempo llegará el tan ansiado primer empleado/a de Lycka que levantará la persiana cuando Blas esté enfermo o haciendo de padre en una de esas actuaciones de sus peques que por nada del mundo se perdería.
Si, Lycka sigue siendo la tienda de regalos originales más bonita del centro de la ciudad, pero ahora significa mucho más.
Y comprar en ella también significa aún más. Ya sabes.