Hay muchos motivos para salir de la capital en fin de semana y conocer un poco mejor los municipios de nuestra infinita Granada, y uno de ellos puede ser ¡practicar deporte en familia!
En ocasiones la oferta deportiva de la capital no se adapta a lo que estamos buscando, o las instalaciones están súper saturadas en fin de semana, o simplemente nos apetece dar una vuelta y cambiar de escenario para nuestras prácticas deportivas.
Así fue como llegamos a Güevéjar (a escasos 20 minutillos de la capital y estupendamente conectado por autovía): atraídos por sus instalaciones deportivas y la posibilidad de pasar una mañana estupenda practicando deporte, que completamos con un paseo por las pintorescas calles del pueblo y un riquísimo almuerzo en uno de sus restaurantes.
Uno de los atractivos de Güevéjar para las familias granadinas es su pista de skate. Ojo, no es la más grande que conozco (en Granada hay algunas estupendas, como las de Bola de Oro), pero probablemente sea la más adaptada para peques que he visto.
Frecuento con mis hijas las pistas de skate de Bola de Oro, y en muchas ocasiones tenemos que marcharnos un poco frustradas: bien porque hay muuuuuucha gente, bien porque allí practican chicos y chicas mayores que dominan el patinaje y las acrobacias a las mil maravillas y van veloces como rayos (en esos casos los más peques tienen poco espacio para patinar y a veces se encuentran un poco «intimidados» o sienten que molestan a los mayores), o porque según el horario el ambiente no es muy infantil.
Como alternativa para minis, la pista de skate de Güevéjar es perfecta para iniciarse en el patinaje. Nosotras pasamos allí una mañana de sábado ¡y estábamos prácticamente solas!
Rampas con una pendiente no excesivamente pronunciada y obstáculos que resultan bastante salvables, unido a sus dimensiones accesibles, la convierten en la pista de patinaje perfecta para peques.
Y totalmente gratuita, ¡por supuesto!. La encontraréis junto a la entrada del Pabellón Polideportivo y el campo de fútbol, y localizar aparcamiento muy cerca es sencillísimo.
Si lo vuestro no es el patinaje sino el padel, también estáis de enhorabuena, porque tenemos justo al lado varias pistas de padel estupendas, que podemos reservar cómodamente a través de una web en internet, Padel Planning.
Nosotros tuvimos la oportunidad de acercarnos al deporte gracias al buen hacer de uno de los monitores deportivos del Ayuntamiento, y os confieso que ahora comienzo a entender el éxito de este deporte: la curva de aprendizaje es muy rápida, por lo que engancha muchísimo.
Vamos que puedes jugar aunque no seas una experta o tengas dos manos izquierdas como yo 😉
En el Ayutamiento hay también una escuela de padel para peques y adultos y si os interesa u os queda cerca, podéis contactar con la Concejalía de deportes para solicitar información.
Y si lo vuestro son los deportes de grupo, pues tan sencillo como alquilar alguna de las pistas polideportivas del pabellón, ¡o incluso el fantástico campo de fútbol!
Y ya que te acercas a Güevéjar…¡te das un paseo por el pueblo!. Quizás os sorprenda la juventud, en todos los sentidos, del municipio, cuyo trazado actual debe su origen a las devastadoras consecuencias de los dos grandes terremotos (a mediados del s.XVIII y último tercio del s. XIX) que ha sufrido a lo largo de su historia.
Esa misma juventud hace que muchas familias lo elijan hoy día como lugar de residencia, y se traduce en servicios estupendos para la población como los que tienen que ver con deportes y, muy especialmente, con el fomento y la animación a la lectura que se desarrolla desde la biblioteca pública.
Sentarse un rato a tomar el sol y leer en la plaza mientras los peques juegan en ella (o en un parquecito infantil) es uno de esos lujos cotidianos a los que las prisas y estrés nos tienen poco acostumbrados.
Y para redondear el día, nada mejor que quedarse a comer en el pueblo.
Probar un poco de la gastronomía local es una buenísima idea, porque pese a su proximidad a la capital, Güevéjar sigue siendo un municipio muy serrano, que conserva tanto las tradiciones propias como lo más significativo de la gastronomía de la zona: remojón (no el que estáis pensando, uno que consiste en unas papas con una salsa que….mmmmmmnnnnn), el clásico choto, gachas etc.
Si lo tuyo son las cosas menos «contundentes», no te preocupes, porque su oferta hostelera está muy al día y encontramos prácticamente de todo. ¡Incluso pizza!.
Podéis comer en La Cantina, El Nido, Los Faroles, Los Megías, El Cabrero… todos buenos y cada uno con sus propias señas de identidad.
Nosotras paramos en La Cantina, un restaurante y pizzería con un propietario encantador. Un negocio de los de «toda la vida», de esos que no llaman excesivamente la atención a primera vista…pero cuando comienzan a llegar los platos…¡te das cuenta de que has triunfado!
Da gusto comer en un sitio donde se cocina. Os parecerá una obviedad ¿verdad?, ¿cómo no se va a cocinar en un restaurante?. Pero ya os digo yo que andamos sobrados de restaurantes en los que prácticamente todo el producto está preelaborado y nos atiborran de ultraprocesados bajo la apariencia de comida casera.
En La Cantina todo es casero. Es más, la hortaliza proviene de la finca de la familia, y ese abuelo cultivando verduras…¡se traduce en un pisto casero espectacular!
¿Y para los peques? Cualquier cosa, porque está todo rico, pero si los vuestros son muy de pizza y pasta, aquí la podéis pedir con toda la tranquilidad del mundo. Tanto la pizza como la pasta son artesanas (de verdad). Elaboradas con cariño y mimo, lo que finaliza en …¡migas de pan!, que es lo que me encontré yo cuando quise probar la pizza.
Cuando les pregunté a mis niñas si estaba buena me dijeron «mamá, ¿no podemos llamarlos para que nos la traigan a casa?». Pues eso, rica a ese nivel. Además, la relación calidad-precio está muy ajustada.
En definitiva, que por un motivo u otro, bien porque os apetece practicar algo de deporte en familia, o bien porque os pilla de camino en una ruta hacia alguno de los planes que hemos propuesto en otras ocasiones como Viznar o Alfacar, Güevéjar tiene una parada…¡o dos!.
Os dejamos aquí un vídeo con nuestra experiencia en el pueblo y…¡nos vemos en Güevéjar!