¿Cuánto hace que no visitáis una exposición con vuestras criaturitas?. ¿En serio, tanto?.
Ya, ya se, que aunque tengamos muy claro aquello de que hay que entrenar el músculo cultural desde pequeñitos, no siempre encontramos exposiciones «aptas» para la gente pequeña.
Ojo, lo de «aptas» lo entrecomillo porque no termino de tener muy claro que haya exposiciones que no sean aptas de ninguna manera para niños y niñas (obviamente al margen de aquellas cuyo contenido no sea adecuado para menores). Igual me ocurre con la música «para adultos» y «para niños», y las expresiones artísticas en general.
Creo que la experiencia artística es diferente según la edad, y el «background» cultural de quien la disfruta, y que no hay ningún problema en darse una vuelta por una exposición de arte contemporáneo con niños y niñas pequeños, o en asistir con ellos a conciertos de «música adulta» (sea del tipo que sea)… Seguro que disfrutarán de la experiencia desde su perspectiva, única y diferente a la de los adultos.
Ahora bien, está claro que hay estímulos que resultan más atractivos a determinadas edades, que la capacidad para entender cuestiones complejas no está desarrollada aún y que el formato de muchas exposiciones puede resultarles un auténtico peñazo.
Por eso son tan importantes iniciativas como la exposición «arte para aprender», que se muestra cada año en el Museo Caja Granada, el espléndido trabajo de Elena Carcedo con sus «Exploradores de arte» o la existencia de espacios como Cactus!, taller creativo.
Este tipo de iniciativas acercan el arte a los más pequeños/as desde el más profundo respeto y amor por la infancia y por el arte, adaptando su lenguaje, sus espacios y sus propuestas con el objetivo de llegar mejor al público menudo.
Pero eso no significa que únicamente podamos visitar exposiciones o proponer a nuestros hijos e hijas experiencias artísticas «para pequeños». Igual que en casa se escucha música infantil (please, siempre de calidad) y música adulta, también podemos (y debemos) visitar exposiciones «para niños/as» y «para adultos».
La exposición Cocó Chanel, más allá de la moda, entra en ésta última categoría, pero tenía claro que podía resultar especialmente atractiva para mis pequeñas, así que no taré en visitarla (y contarlo por aquí, por si os apetece el plan).
Coco Chanel, más allá de la moda puede contemplarse en el Centro de Exposiciones Caja Granada de Puerta Real. La entrada es completamente gratuita, y la exposición estará abierta al público hasta el 10 de diciembre (podéis consultar aquí los horarios).
Reconozco que lo tenía muy fácil porque ellas ya conocían el personaje. La colección Pequeña & Grande, que tiene la enorme virtud de acercar a niños y niñas pequeños personajes femeninos relevantes, incluye un título dedicado a esta mujer extraordinaria.
Así que cuando pregunté «¿Queréis ir a una exposición sobre Coco Chanel?», el «siiiiiiii» fue instantáneo.
Sobre la exposición, os diré que lo que me resulta más interesante de ella es, sin lugar a dudas, la visión que ofrece de Coco Chanel como mecenas, y su relación con las vanguardias y algunos de los/as artistas más relevantes de su época: Picasso, Cocteau, Diaghiliev, Apeles Fenosa, Misia, Paul Elouard…
Fotografías (algunas estupendas como la archiconocida de Man Ray), grabados y esculturas, nos hablan de esta historia en las dos salas dedicadas a la exposición.
Por cierto, que esta faceta de Gabrielle Chanel como mecenas no aparece mencionada en el cuento, que se centra en su trabajo como modista. Y si, si os lo estáis preguntando os diré que si, me costó un poquito explicarles a las niñas qué es una mecenas…
A las chicas les resultó especialmente atractiva la presencia de maniquíes, zapatos, bolsos y otros objetos diseñados por Coco Chanel.A mi también me fascinaron. Asombrosa la intemporalidad de casi todas sus creaciones.
Algunas de las frases célebres de Gabrielle Chanel decoran parte del recorrido de la exposición, animando a mis pequeñas neolectoras a practicar su nuevo y espléndido superpoder. Como ahora quieren leerlo todo, todo y todo, siguieron con los cartelitos que acompañan a las piezas de la exposición, lo que resultó un buen momento para explicarles «cómo» se leen (autor/a de la obra, fecha etc.).
En fin, una exposición muy agradable, cuya visita no exige demasiado tiempo y que cuenta con la enorme virtud de mostrarse en el centro de la ciudad.
Imposible que te queden excusas para visitarla 😉
