Días soleados, el fresquito de la mañana y el calorcete del medio día. Colores por todos lados, olores…¡la primavera! La primavera nos regala un millón de sensaciones, y también de oportunidades para conservarlas, transformándolas, de la maneras más artesanal, en cosas muy prácticas.
Por ejemplo, el tradicional alcohol de romero.
¿Quién no ha ido por el campo y ha cogido una ramita de romero para ir oliéndola el resto del camino?.
¿Sabíais que antiguamente las novias llevaban una ramita de esta planta para así manifestar que nunca se olvidarían de su familia? Precioso…además también creían que así atraerían la suerte a su pareja.
A los difuntos se les enterraba con una ramita de romero en señal de que siempre serían recordados.
¿Os cuento más? En la antigua Grecia les colocaban a los estudiantes coronas de romero cuando iban a realizar sus exámenes para así mejorar su memoria, y, en esta cultura, está también relacionado con la diosa Afrodita por sus propiedades afrodisiacas…
Podría seguir casi eternamente contando cosas parecidas, porque, como dice el refrán…”de las virtudes del romero se puede escribir un libro entero”.
Hoy nos centraremos en la elaboración del tradicional alcohol de romero, muy presente en casi todos los hogares hasta hace bien poco.
Lleno de virtudes y utilidades, el alcohol de romero tiene una elaboración tan sencilla que resulta perfecta para disfrutarla con nuestros peques.
Tabla de contenidos
Recolección del romero
El romero es un arbusto, pero no os engañéis, puede llegar a medir hasta 2 metros de altura.
Suele vivir en las laderas de montañas, en suelos calcáreos y generalmente acompañado de encinas, alcornoques… es característico de la Península y se encuentra en estado silvestre fácilmente pero también es utilizado con mucha frecuencia en jardinería.
El romero es una planta aromática y medicinal, y es importante tenerlo en cuenta a la hora de su recolección.
Me consta que no es necesario recordaros la importancia de no “abusar” de una misma planta, es decir, coger un poquito de cada una que veáis de esa especie, y no dejar una planta en concreto “en cueros”. o «pelada».
Ya hablamos sobre ello en el post «Tesoros de la naturaleza», así tenedlo muy presente a la hora de recoger romero: vuestra recolección no puede poner en peligro la existencia de esa planta y el ecosistema.
¿Cuándo recolectar el romero?
A la hora de recolectar plantas aromáticas debéis tener en cuenta el tiempo, concretamente el tiempo atmosférico.
Por ejemplo, es mejor salir a recolectar un día con solazo, seco y que los días de antes no hayan sido lluviosos.
El motivo es sencillo: si los días previos ha estado lloviendo las plantas estarán más húmedas y esto complicará su secado.
Quizá penséis que para vuestro alcohol esto no tiene mucho sentido, pero si pensamos en ser prácticos…mejor transportar romero seco que húmedo, ¿a que sí?.
De la misma forma, es mejor que vayáis a recolectar cuando el sol ya está bien alto, a eso del medio día porque os aseguraréis que las gotas del rocío de la mañana se habrán secado.
Voy a puntualizar algo, esta “regla” no podéis aplicarla si vais a recolectar raíces o bulbos ya que su mejor momento de recolecta es al contrario, pero hoy hablamos de romero.
El viento, el frío, incluso hay quien dice que los ciclos lunares, también afectan a la recolección, pero tampoco nos pondremos demasiado exquisitos…
Dependiendo de la parte que queráis usar de la planta, tendréis que tener en cuenta también la época del año en la que se realizará la recolección.
En vuestro caso, para el alcohol del romero nos da igual la estación: no importa si esté en flor o no, nos vale de ambas formas, aunque si está en flor ¡mejor que mejor!
Cómo cosechar el romero
A la hora de cosechar aseguraos de que estáis cogiendo la planta adecuada. Algunas especies son muy parecidas y se prestan a confusión.
Si tenéis dudas, podéis echar mano de las numerosas apps para aprendices de botánicos que existen, pero ante la duda…¡mejor no recolectar!
Por otro lado, como ya hemos dicho, tened en cuenta la cantidad de planta que tomáis. Y tened en cuenta lo que recolectáis no solo porque las plantas tienen diferentes propiedades, si no porque es posible que la planta que queráis recolectar esté protegida (¿os acordáis del la que se lió con el famoso pastor de la manzanilla de Sierra Nevada?), sea invasora…
Llevar los utensilios correctos para la recolecciónnunca está de más: unos guantes por ejemplo evitarán que vuestros peques o vosotros os pinchéis con alguna otra planta.
También llevar unas tijeras os facilitará la tarea y a vuestros peques aún más, y si son especiales para la actividad, ¡acierto seguro!.
Y a la hora de transportar la planta…¡pues como si fuerais a coger setas! Mejor bolsas de tela o papel, o cestas de mimbre. En cualquier caso, evitad siempre el plástico, ya que no transpira y puede hacer que vuestras plantas se pudran.
Elaboración del alcohol de romero
Ya hemos recolectado así que ¡vamos a hacer nuestro propio alcohol de romero!
Una vez que tengáis cosechado el romero, preferiblemente con flor (pero no es estrictamente necesario) solo necesitáis dos cosas más: alcohol de 96%, que se encuentra fácilmente en supermercados, y un bote de cristal (preferiblemente de color oscuro, topacio).
¿Cantidades? Bueno, podéis hacerlo a ojo, pero suele hacerse con 300 gramos de hojas y flores recién cogidas a las que se le añade un litro de alcohol.
A partir de aquí, en función del tamaño de vuestro bote, se trata solo hacer las cuentas aplicando una sencilla regla de tres.
Introduciremos las ramitas con paciencia en el bote y añadiremos después el alcohol.
Una vez lleno, debéis dejar el bote, bien tapado, durante al menos 15 días en un lugar fresco y seco y en oscuridad (o al menos con la menos luz posible).
¡Aseguraros de que la botella está bien tapada! Cada día tendréis que remover la mezcla y una vez que hayan pasado los 15 días, deberéis filtrarla y meterla en el bote de nuevo. En esta ocasión, lo ideal es taparla con un tapón de corcho y si lo conserváis en las mismas condiciones (un lugar fresco, seco y oscuro), mejor que mejor.
¡Ya tenemos nuestro propio alcohol de romero casero! ¿Para qué podemos utilizarlo?
Utilidades del alcohol de romero
El alcohol de romero tiene muchas utilidades, y si tenéis abuelos/as cerca, seguro que os pueden contar unas cuantas.
El uso que más se conoce del alcohol de romero son las famosas friegas: es excelente para dar masajes y mejorar o aliviar trastornos circulatorios. Es muy utilizado para masajes suuuuper relajantes y para contrarrestar el dolor de las contracturas y golpes, así como el dolor de las articulaciones.
Son muchas personas las que aseguran que los efectos de esta mezcla son inmediatos y que es mágico para calmar la sensación de pesadez en las piernas tras una buena caminata, ¡que buena idea tenerlo preparado para cuando os peguéis una buena ruta!
Ojo, que también es usado para luchar contra la celulitis y…si cogéis un resfriado basta con aplicarlo en el pecho en forma de masaje y dejarlo actuar, ¡mano de santo!
¿Sigo? Es utilizado en el pelo para combatir la alopecia o calvicie, para favorecer el crecimeinto del cabello y darle un aspecto más vivo.
Podría estar escribiendo beneficios del romero y usos durante un laaaargo rato: en cocina, como incienso, como enjuague, en infusiones…no me he centrado en estas porque hoy se trata del alcohol de romero, pero otro día igual me lanzo a hablaros del resto de virtudes de esta magnífica planta.
Además, el romero es protagonista de muchos poemas, canciones…
Y para muestra, un poema de mi admirado Antonio Machado, «Mariposa de la sierra», del que os dejo un fragmento.
¡Mariposa montés y campesina,
mariposa serrana,
nadie ha pintado tu color; tú vives
tu color y tus alas
en el aire, en el sol, sobre el romero,
tan libre, tan salada!…
Y otro trocito del poema “Romero solo” de León Felipe, una maravilla:
Ser en la vida romero,
romero sólo que cruza siempre por caminos nuevos.
Ser en la vida romero,
sin más oficio, sin otro nombre y sin pueblo.
Ser en la vida romero, romero…, sólo romero.
Que no hagan callo las cosas ni en el alma ni en el cuerpo,
pasar por todo una vez, una vez sólo y ligero,
ligero, siempre ligero.
Podría seguir hablando del romero hasta el infinito, porque su olor me trae recuerdos preciosos de mi infancia en el campo, con mi familia, siempre asociado a momentos felices.
Ya me contaréis vuestras experiencias con este mágico remedio casero.